Siniestro total en accidente de tráfico
¿La compañía de seguros le ha dado su coche como siniestro total en accidente de tráfico? ¿le ofrecen menos de lo que vale su vehículo? Siga estos consejos
Empecemos por definir un siniestro total: imaginemos que sufrimos un accidente de tráfico y nuestro coche, moto o vehículo en general sufre unos daños de tal entidad que la reparación de los mismos supera el propio valor del vehículo. Se entiende entonces que dicha reparación es antieconómica y que sale más a cuenta comprar otro vehículo de similares características.
En la definición que acabamos de dar hay un elemento clave: el valor del vehículo. Obviamente, así como dentro de los coches nuevos es fácil acudir a un catálogo de la casa oficial para saber el precio de venta, cuando hablamos de vehículos usados la horquilla de precios varía en función de elementos como el grado de conservación, acabados, kilómetros, e incluso el propio precio que le ponga el propietario.
Es por ello que las aseguradoras -listas ellas- decidieron unificar los precios de los coches o motos que habían sufrido un siniestro total en base a datos objetivos (modelo y matrícula) y aplicando unos valores muy por debajo del precio de mercado.
Esta rebaja en el valor de los vehículos afecta en dos cuestiones: en la que determina a partir de qué importe de reparación un coche es declarado como siniestro total en accidente de tráfico (lo que las aseguradoras llaman valor venal), y la que fija en consecuencia cuál es la cantidad de dinero que nos pagarán por nuestro vehículo siniestrado.
Así, en muchos casos nos encontramos con que nuestro coche, que por lo demás es perfectamente reparable tras el accidente de tráfico, es declarado por el seguro siniestro total, y se nos ofrece una cantidad de dinero que no nos llega para comprar otro ni remotamente parecido. ¿Podemos hacer algo en estos casos?
La respuesta depende de un factor: si el accidente de tráfico ha sido culpa nuestra y el siniestro total nos lo ofrecen porque nuestro seguro está a todo riesgo no tenemos más remedio que aceptar el valor venal, y como mucho podemos discutir a cuánto asciende éste (un pequeño regateo nos puede suponer una segunda oferta de unos cuantos cientos de euros más, se lo digo por experiencia). Si, en cambio, la culpa del siniestro es de otro conductor, podemos exigir la reparación (con los condicionantes que explicamos a continuación). La razón de esto es que cuando firmamos una póliza de seguros a todo riesgo aceptamos una cláusula por la que nos comprometemos a ser indemnizados con el valor venal del vehículo si llega el caso, pero si el accidente es culpa de otro y dado que -convenios al margen- es su compañía la que nos paga, obviamente no tendremos nada suscrito con ella.
Los condicionantes en cuanto a la no aceptación del siniestro total son dos: que el valor de la reparación no supere el triple del valor venal, y que el propietario adelante el importe de la factura (esto es para evitar el caso de que alguien aporte un presupuesto de reparación por encima del valor venal, lo cobre y luego ese dinero no lo destine a la reparación del auto). En cualquier caso, es buena idea que consulte su caso concreto con un abogado de accidentes.